A veces la poesía no me entrega nada


A veces la poesía no me entrega nada
pero saco la caña y clavo en mí el anzuelo

Como carnada de la existencia
me entrego a su indiferencia
hasta que comienzo a suplicar
que se detenga la propia cacería

Sin embargo no suelto la caña
y la aprieto con mayor fuerza
no importa si es hora de comer
dormir o salvarse

Resisto como el ballenero
a quien le luce la locura de ir
tras la bestia

Y cuando al final
que es un nuevo comienzo
lo perseguido muerde el anzuelo
lo tomo con firmeza entre mis manos
para que me regurgite como señuelo
y no regrese al lugar del que vino

Pero a pesar del esfuerzo
y del aparente sacrificio
el poema huye victorioso sin un rasguño
y veo en él la sonrisa irónica
vatinicio de un próximo encuentro

y sólo queda su vómito en mí
que simulo poesía.


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