Carta a la madre larva


Me voy a dejar habitar
oh, madre larva
como tú lo hiciste.
No retrocederé más
ni fingiré ser otra cosa.
Dejaré de huir
y de llamar a puertas ajenas.

Prometo arrastrarme, 
abrazar el dolor,
cumplir el deber
aunque no sea mío,
ni tuyo ni el de tu madre,
y no esperaré más que 
indiferencia.

Pero, madre, oh madre,
¿qué hay del cielo?
¿qué hay del sol?
¿qué hay de mariposa 
que se posa en la flor?

Pero madre, oh madre,
¿por qué ser como tú 
 y renunciar a mí?
¿Por qué no apostar 
a la metamorfosis,
a morir completa?
¿Por qué, oh madre, 
ser madre larva
y no mariposa?

Lo sé, lo sé, oh madre larva,
prometo también
la tiranía de la enseñanza,
para que la próxima
tampoco sea mariposa 
de un día o un mes
sino otra madre incompleta
con un legado completo.

Oh, madre larva,
te sentirás orgullosa
donde quiera que estés
de mi extrañeza del instante
y de cualquier tipo de gozo
diferente al del sacrificio
para otros que no lo necesitan.

Oh, madre larva,
te honraré cada día
mientras me deshonro
como tú lo hiciste con tu madre,
y tu madre con su madre,
la madre de tu madre con su madre.

Lina Cega/ mayo 18 2022




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